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Résumés

L'incendie de bâtiments religieux à Madrid et dans d'autres villes espagnoles, les 10 et 11 mai 1931, n'a pas causé de pertes dans le clergé mais a provoqué une catharsis au sein du gouvernement républicain. L'action de groupes incontrôlés impliqués dans l'affaire déclenche le premier choc entre les membres de l'exécutif concernant l'utilisation des forces de l'ordre. Les opposants à la politique républicaine, dont la puissante église catholique, se voient obligés à se positionner politiquement. C'est à partir de ce moment-là que se définissent les positions du journalisme et de la propagande du gouvernement ainsi que de ses opposants jusqu'au coup d'état militaire de 1936.

No members of the clergy were killed in the burning of religious buildings in Madrid and other Spanish cities on May 10 and 11, 1931, but it did trigger a catharsis within the Republican government. The involvement of uncontrolled groups in the incidents caused the first clash between members of the Administration regarding the use of public security forces. The de facto adversaries of the Republicans, including the powerful Catholic Church, were forced into taking a political stance. From that moment on, the journalistic and propagandistic battle lines were clearly drawn for both the government and its opponents, until the military coup of 1936.

El incendio de edificios religiosos en Madrid y otras ciudades españolas durante los días 10 y 11 de mayo de 1931, no causa pérdida de vidas del clero pero provoca una catarsis en el gobierno republicano. La acción de grupos de incontrolados implicados en lo ocurrido ocasiona el primer choque entre los miembros del Ejecutivo sobre el uso de la fuerza pública. Los opositores a la política republicana se ven obligados a un posicionamiento, entre ellos, la Iglesia Católica. A partir de ese momento, se definen las líneas propagandísticas del Gobierno y sus oponentes hasta el golpe militar de 1936.

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Texte intégral

1 La explosión de ira popular contra centros religiosos en Madrid los días 10 y 11 de mayo de 1931 –conocidos habitualmente como «la quema de conventos»– constituyen un revulsivo profundo para la recién nacida República española. Los incendios comprenderían una serie de hechos de origen incierto que ocurren con bastante proximidad temporal y espacial en varias ciudades de España, y un objetivo tangible y premeditado: la destrucción de bienes de la Iglesia Católica –conventos, iglesias colegios religiosos u objetos suntuarios. El trasfondo deja al descubierto todo lo que obstaculizaba el proyecto republicano de democracia en una sociedad con abismos de pobreza y analfabetismo Será el eco propagandístico de lo sucedido lo que alcance una vida indefinida hasta nuestros días. El régimen republicano quedará afectado indefinidamente por lo sucedido y su vuelo propagandístico llega hasta hoy. Estos hechos implican la primera gran erosión de su imagen y su eterna vinculación al desorden, al caos y al anticlericalismo.

  • 1 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo ¿una singularidad de la cultura española? , Madrid, Cáted (...)

2 El detonante estalla con la apertura de un centro monárquico el día 10 de mayo en el corazón del Madrid oligárquico, casi enfrente del diario ABC . La información contemporánea a los hechos lo sitúa en un partido, Acción Monárquica, que celebra su junta organizativa. Un desafío político para una muchedumbre que se dirigirá de forma dispersa contra algunos edificios eclesiásticos de. Como reconoce Andreu Navarra, «nadie atentó contra su flamante nuevo círculo» pero, «una multitud se enfrentó físicamente a los monárquicos y partieron masas encolerizadas hacia la redacción del periódico ABC y el ministerio de la Gobernación»1. Lo ocurrido con la organización monárquica quedará desdibujado para el futuro y el relato informativo e histórico se quedará en el fulgor de los incendios.

¿Cuándo se incendió la mecha?

3No hay ningún testigo de los acontecimientos que deje de citar al Círculo Monárquico como origen de lo acontecido, a partir de la reunión de su junta provisional el 10 de mayo. El ABC intenta quitarle hierro al protagonismo de Torcuato Luca de Tena:

  • 2 «La detención y procesamiento del Marqués de Luca de Tena», ABC , 5- vi- 1931, p. 16.

El marqués de Luca de Tena no fue elemento directivo del Círculo Monárquico, ni figuraba, ni se proponía ni siquiera contarse entre los posibles candidatos para la lucha electoral [...] Asistió a la reunión simplemente como testigo [...]2.

4Tuñón de Lara sí los cita en presencia de los representantes de las compañías más poderosas de España:

  • 3 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo..., op. cit. , p. 303-304.

[...] Conde de Gamazo, presidente de Azucarera Peninsular [...] Arsenio Martínez Campos, consejero del Banco Español de Crédito [...]; Gabriel Maura, consejero del Banco Español de Crédito, presidente de Ediciones Calleja; Leopoldo Matos, vicepresidente de Pirelli y consejero de Sevillana de Electricidad3.

  • 4 Idem .

5 La composición de esta entidad monárquica tiene trascendencia «más en orden a los sucesos que siguieron al del desarrollo general de la historia de España en los ocho años siguientes»4.

6Es indiscutible que la inauguración de una entidad abiertamente monárquica, recién nacido el régimen republicano, decía mucho de la actitud de la oligarquía. Pero, lo más relevante es que un segmento destacado de la oligarquía española se ponía enfrente del nuevo régimen.

  • 5 Constancia de la Mora , Doble esplendor , Madrid, Gadir, 2004, p. 180.

7Constancia de la Mora, nieta de Antonio Maura, líder durante décadas del Partido Conservador, es una fuente de gran interés, prorrepublicana a pesar de la alcurnia monárquica de su familia. Constancia atribuye a los presentes en el Círculo Monárquico un carácter provocador «cuidando abrir las ventanas para que los paseantes por la céntrica calle, después de haber tocado en un gramófono la Marcha Real, salieron del local hablando a voces y dando gritos de ¡Muera la República!»5.

  • 6 Idem , p. 97.

8 Se quiere hacer ver que el gobierno estaba al tanto del motín que se formó delante de la recién nacida entidad monárquica, que se había sido autorizada: «su inauguración fue anunciada con anterioridad en varios periódicos de Madrid y asistió a ella un delegado de la autoridad»6.

  • 7 Ibidem , p. 180-181.

9 Según Luca de Tena, dicha entidad era un «centro electoral, tan lícito, por lo menos, como los casinos republicanos y socialistas que existían durante la Monarquía». El destino explícito era «preparar las elecciones a Cortes Constituyentes», con presencia electoral monárquica. Luca de Tena atribuye el desencadenamiento de los incendios a las patrañas, mentiras, y bolas, que se habían hecho correr sobre él y otros monárquicos que le vinculaban, incluso, al asesinato del mecánico de un taxi porque se había negado a vitorear al Rey. De la Mora narra con mucho detalle lo sucedido y lo atribuye que «escogió al chófer de taxi que tenía más cerca para darle un bastonazo en la cabeza. El chófer cayó desvanecido, detrás del volante de su coche. Aquello había bastado para que corriese la voz de que uno de los señoritos monárquicos y provocadores había asesinado, sin más ni más, a un chofer que, desde el volante de su coche, defendía el régimen constituido»7. Aclara, además, que vio con sus ojos que dos automóviles se hallaban en llamas, atribuyéndolo a que los había incendiado la multitud enfurecida al atribuir la propiedad a algunos de los reunidos.

  • 8 Rafael Narbona , La quema de conventos , Madrid, Publicaciones Españolas, 1959 (Col. Temas españoles, (...)

10 En el relato de Narbona, el origen fue «el conductor de un taxi, aparcado no lejos de allí, que había discutido con unos jóvenes que salían del Círculo. Sonaron unos vivas y el escándalo arreció»8 El propio Luca de Tena lo narra así cuando se levanta la censura:

  • 9 «La detención y procesamiento del Marqués de Luca de Tena», ABC , Madrid, 5- vi- 31, p. 16.

[...] La pendencia con el chófer, el acoso hasta una farmacia y todos los demás detalles con que la malignidad de unos y la censurable ligereza informativa de otros» fueron los que crearon «la sensación de culpabilidad que se deseaba9.

  • 10 Hilari Raguer , La pólvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil española (1936-1939) , Barcelo (...)

11La actitud dubitativa ante la decisión de enviar a las fuerzas de orden público para reducir la explosión popular, fue asumida a posteriori como un error por el ministro de la Gobernación, Miguel Maura. Como subraya Hilari Raguer «no puede decirse que (el gobierno) hubiera sido el instigador, ni mucho menos autor»10 de lo acontecido. Pero, el jesuita Alberto Risco señala que «se nos ha dado, por tercera vez, en Chamartín (una de las sedes de los jesuitas) toda clase de garantías por parte del Gobierno», contraponiendo la voluntad del Gobierno con la realidad de los hechos incendiarios.

  • 11 Eduardo de Guzmán , La Segunda República fue así, 1931-1939 , Barcelona, Planeta, 1977, p. 69.

12 Esta es la queja y la duda que muchos hacen suya «la impresión predominante es que los sucesos del lunes son una violenta reacción popular, más que contra la provocación del domingo, contra la lenidad gubernamental hacia los enemigos del régimen» 11 La respuesta es común en casi todos, salvo los imbuidos en un fanatismo ciego» y no es fácil la respuesta, ni siquiera cuando ha transcurrido cerca de medio siglo.

  • 12 Juan Ignacio Luca de Tena , Mis amigos muertos , Barcelona, Planeta, 1971, p. 98.

13Lo cierto es que el primer motivo de crítica acerba es el notable retraso en la intervención de la fuerza de orden público, desde las 12 del mediodía a las cinco de la tarde del día 10. Los amotinados –pocos numerosos inicialmente– se habían convertido en miles de personas «pidiendo a gritos, según Luca de Tena, nuestras cabezas y cometiendo desmanes»12 Pero soslaya que

en los diversos incendios madrileños no resulta muerto, herido, agredido o lesionado un solo sacerdote, fraile, monja, sacristán, portero o vigilante… (porque) los edificios han sido desalojados con horas de antelación

  • 13 Nuevo Mundo , Madrid, nº 1940, 15- v- 1931. En este número van a colaborar los mejores reporteros gráf (...)

14 Quienes sí fallecieron fueron el niño Edito Alonso Fernández, de trece años y un portero de la calle Serrano, llamado Martín Ulloa, tal como consta en el número monográfico que la revista gráfica Nuevo Mundo le dedicó13 y la crónica de Eduardo de Guzmán, periodista que cubría el suceso Tan poco maduro se encontraba el Gobierno que aún aparecían en los periódicos banquetes con motivos de los nuevos nombramientos, en este caso, de Eduardo Ortega y Gasset, como gobernador civil de Madrid.

15 Una vez que tiene lugar la intervención, Luca de Tena se contradice al afirmar que «los guardias [...] desde el principio, nos humillaban con su odiosa presencia» (Pero, ¿no habían demandado su auxilio?). También se descalifica al gobernador militar de Málaga porque había retirado a la Guardia Civil de las calles en vez de acudir a lo de siempre , cuando dicha institución armada era sacada a la calle con su fusilería y llegaba hasta donde hiciera falta para que prevaleciera la autoridad.

  • 14 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración de las siete primeras semanas de la II República, vist (...)

16 Las órdenes oficiales son mostradas como arbitrarias y peligrosas «ordenaron salir a todo el mundo menos a Luca de Tena», lo que provocó actos desbocados al gritar el entorno de Luca de Tena, «o todos o ninguno» y hacer presión para salir. Finalmente, gracias a la presencia de la Guardia Civil pudieron hacer presión y el director del conocido periódico monárquico, pudo escabullirse. A punto de ser linchado cuando, en plena Plaza de la Independencia, fue reconocido y «se echaron sobre él». Es cierto que su automóvil fue de las escasas propiedades no eclesiales que fue incendiado, al igual que el quiosco que El Debate estaba construyendo delante de la fachada de la Iglesia de las Calatravas. Otros bienes de la Iglesia habían sido puestos a buen recaudo ante la eventualidad de ataques anticlericales «[...] el Padre Rector de Chamartín (jesuitas) también está enviando a casas particulares, los Goyas [...] custodias. Cuadros, etc. De valor. No sé si en las otras residencias se tomen estas precauciones»14.

17La muy mundana y aristocrática crónica del marqués de Valdeiglesias es una buena fuente para conocer la visión de un colega muy cercano a Luca de Tena, del entorno de La Época, diario carlista en el ámbito de la oposición a la República. El escrito del que fuera asiduo colaborador de La Época, nos da muchas pautas sobre la mirada monárquica sobre el régimen que había triunfado en las urnas.

18La institución eclesiástica en su diversidad es el objetivo elegido de los desmanes. No había pasado un mes desde la instauración de la República, cuando estos sucesos ponen en jaque a un régimen evidentemente no maduro pero con un indudable apoyo popular. El desafío no era sólo para la República, también lo era, especialmente, para el Gobierno y, en particular, para su ministerio de Gobernación, que debía posicionarse ante lo ocurrido.

19 Las fuerzas políticas presentes en el Gobierno provisional debían asumir la responsabilidad ante lo ocurrido aunque apenas habían tenido tiempo «de aterrizar». La República quería desarrollar su reformismo atado y bien atado jurídicamente pero, la derecha estaba dispuesta a todo para devolver a España a las manos de sus detentadores de siempre. ¿Había anticlericalismo en ella o en parte de ella? Podríamos distinguir entre uno, de carácter doctrinal, que lo asociaba a las fuerzas secularmente retrógradas del país o al hecho puntual del ataque explosivo de una muchedumbre acéfala contra bienes religiosos.

20En Madrid, Málaga y en otras ciudades y pueblos de España existe una acción de fuerzas incontroladas contra la Iglesia. En el caso de la capital, los actos de incendio y destrucción no duraron una semana y se convirtieron en la punta de lanza de la propaganda contra la República. No había sido la República la que lo había organizado, desarrollado e inspirado los desmanes sino la desorganización propia de los primeros momentos y la utilización torticera de lo ocurrido. Ya fuera por fuerzas interesadas de carácter derechista o, por el contrario, por aquellos que sufrían, en terminología leninista, «la enfermedad infantil del izquierdismo», el resultado fue dramático para el régimen recién nacido.

  • 15 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 252.

21 El lunes, 11 de mayo se cita mayoritariamente como el inicio de los sucesos según los testigos: «llegaba a los ministros reunidos en la Presidencia de Gobierno la noticia de que había empezado a arder la residencia de los jesuitas de la calle Flor»15. Constancia de la Mora considera que «aquellos incendios eran el resultado inevitable de la actitud provocadora de los monárquicos, pero comprendíamos también las consecuencias que traerían consigo».

  • 16 Constancia de la Mora , Doble... , op. cit. , Madrid, Gadir, 2004, p. 183.

22 En defensa de Miguel Maura, su tío, realiza una exposición equilibrada «toda la reacción acusaba de no haber ordenado a la Guardia Civil a disparar contra el público y, sin embargo, yo sabía que mi tío Miguel había mandado a más de un destacamento de guardias y policías que fuesen a despejar los grupos que originaron los incendios» Otros ponen en su boca que «se trató de un bache» que podía haber sido definitivo para el nuevo régimen16.

  • 17 Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República y la Guerra Civil en el Archivo Secreto Vaticano, Madrid, (...)

23Además de impericia, habría que hablar de ingenuidad de los gobernantes republicanos recién llegados para no ver el fácil deslizamiento de la derecha hacia la provocación más descarada. La apertura de un centro monárquico en el corazón de Madrid cuando la República iniciaba su andadura, tenía el indiscutible carácter político del cañonazo que da paso a la apertura de las hostilidades. Más adelante, Maura señalará explícitamente a Torcuato Luca de Tena como «enemigo mortal de la República y principal instigador de la provocación»17.

24Lo ocurrido en los días de mayo va a tomar el nombre de «los sucesos de la calle Alcalá» y va a servir de núcleo de cohesión de los que habían quedado en la oposición en las elecciones. Desde ese punto de vista, el marqués de Valdeiglesias, afirma:

  • 18 Marqués de Valdeiglesias , La sociedad española vista por el marqués de Valdeiglesias, 1875-1949 , Ma (...)

Continúan detenidos en la Cárcel Modelo, sometidos a proceso, como es sabido, el exministro don Galo Ponte, el marqués de Luca de Tena y varios jóvenes monárquicos [...] Los conocidos–personas de conocidas familias, muy relacionadas–son visitados a diario por sus parientes y amigos, y en la hora de la visita se ven en la cárcel a distinguidas señoras y señoritas que acuden a acompañar un rato a los encarcelados […]18.

25 Todo ello muestra la benevolencia de la República con aquellos que intervenían políticamente con artimañas para socavar la legalidad.

  • 19 Josep Pla , Madrid, El advenimiento de la República , Madrid, Público, 2011, p. 66.
  • 20 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 253.
  • 21 Manuel Según , «El anticlericalismo de la cerilla y la gasolina: la quema de conventos de mayo de 19 (...)

26 Pla se salta la primera fila de los monárquicos y mira al ministerio de la Gobernación «se adivina enseguida que hay quien trata de aprovechar las ligerezas cometidas por cuatro monárquicos cabeza de chorlito–parecen ligerezas verbales–para abrir una válvula. Pero, por qué no actuó la policía si los monárquicos había estado excesivamente incorrectos»19. Desde las filas republicanas se insiste en que «en general, la prensa republicana responsabilizó a los monárquicos de las quemas» 20. Una de las últimas investigaciones señala que los elementos monárquicos utilizaron «el rumor como medio para difundir la idea de que la República producía desestabilización y desorden»21.

  • 22 Francisco Narbona , La quema de conventos , Madrid, Publicaciones Españolas, 1959, (Col. Temas españo (...)
  • 23 Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República... , op. cit. , p. 25.
  • 24 [ http://www.mapfre.es/documentacion/publico/i18n/consulta/registro.cmd?id=145922 ], que no sé si con (...)

27 La propaganda franquista acusa, a toro pasado, que «la responsabilidad de don Miguel Maura es indudable por «haber tolerado que las turbas se hicieran dueñas de Madrid»22. Vicente Cárcel Ortí le señala como el «máximo responsable de los hechos» que había calificado de bochornosos»23. Lo cierto es que la administración funcionó y se pagaron indemnizaciones «las entidades aseguradoras habían pagado indemnizaciones por la quema de iglesias y conventos en mayo de 1931 y por la revolución de octubre de 1934»24.

28Una vez construido el discurso de las responsabilidades, nada les vale, ni el reconocimiento del propio Jefe del Estado provisional, Niceto Alcalá-Zamora, de los errores cometidos ante la prensa extranjera. Las explicaciones de Alcalá-Zamora son tratadas con sarcasmo:

Haciendo grandes aspavientos y protestas de fe católica, don Niceto dijo…: En nombre del Gobierno Provisional de la República española, tengo que lamentar y condenar los sucesos ocurridos hoy. Estamos dispuestos a que esto termine [...].

29Málaga fue otro de los lugares donde la revuelta alcanzó una virulencia insospechada. Al igual que en la capital, se descalifica al gobernador militar de Málaga-porque retira a la Guardia Civil de las calles en vez de acudir a lo de siempre, cuando dicha institución armada era sacada con su fusilería y llegaba hasta donde hiciera falta para que prevaleciera la autoridad.

  • 25 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración de las siete primeras semanas de la II República, vist (...)

30El diario del jesuita Alberto Risco, es una fuente de primer orden sobre lo ocurrido por alguien que estaba en la Casa Profesa en esos momentos. Alfredo Verdoy, que glosa el diario, le presenta como «un enemigo acérrimo del liberalismo y del comunismo, por vocación, y también como un analista a la antigua usanza para quien todo cambio era criticable»25. En realidad, sus comentarios evidencian un conservadurismo claro, dirigiéndose a la ultraderecha, como tantos otros, una vez que se anuncia el cambio y la nueva política religiosa.

  • 26 José Jiménez Guerrero , La quema de conventos en Málaga. Mayo de 1931 , Málaga, Arguval, 2006, p. 341 (...)
  • 27 Francisco Espinosa Maestre , García Márquez , José Mª, Por la religión y la patria. La Iglesia y el g (...)

31 En Madrid, un recuento de lo ocurrido por parte de la propia institución eclesiástica cifra en «cuarenta y una iglesias y conventos totalmente saqueados [...]»26 y la inmediata suspensión del culto que sólo a partir de octubre de ese año se normalizará. Nuevamente, se habla de la pasividad de la fuerza pública, de la realización de actos sacrílegos con la destrucción de las sepulturas de monjas y sacerdotes. Como afirma Francisco Espinosa «la quema de conventos, que afectó a varias ciudades españolas, sorprendió por igual tanto a la Iglesia como al Gobierno que acabó sacando el Ejército a la calle y condenando la violencia pero fue acusado de pasividad. No hubo víctimas mortales en dichos días, pero sí el día anterior, el 10, en los sucesos de la calle Serrano, hecho que se olvida con frecuencia»27.

  • 28 José Jiménez Guerrero , La quema... , op. cit. , p. 322.
  • 29 Idem , p. 341 y ss.

32 Los grupos de incendiarios tanto en Madrid como en Málaga eran muy reducidos «unos doscientos mozalbetes que destrozaron todo en solo media hora»28. Algunas fuentes mencionan sin una base clara que «los incendiarios (tenían) una lista de colegios, conventos e iglesias [...] que tenían que quedar en poder de las llamas [...]»29.

33La asociación del sistema republicano con desorden y violencia había encontrado con rapidez el primer eslabón propagandístico a pesar de que se circunscriben a un tiempo breve y sin derramamiento de sangre por parte de la Iglesia ni de los monárquicos. De hecho, el malestar expresado por estos acontecimientos y la falta de contundencia en su persecución, dio lugar a que continuasen hechos similares con cierta frecuencia y escasa envergadura, tal como expresa el párroco Félix Pérez de Gracia, de la iglesia de Nuestra Sra. De los Ángeles, en un documento interno:

  • 30 Archivo Diocesano de Madrid, DG Informe interno de párroco Félix Pérez de Gracia, de la iglesia de (...)

En la madrugada del día de ayer me pusieron dos explosivos encima de las columnas del pórtico de ésta iglesia parroquial que ha quedado muy deteriorada la citada columna. Me quejé a la D.S. que en los últimos 8 meses la han incendiado seis veces y ahora estas dos explosiones, DG A V.S30.

34La persecución basada en hechos reales, pero magnificados y tergiversados, se convertiría en el mayor adarve de la propaganda religiosa contra el régimen republicano. Se iniciaría con la llamada «quema de conventos» y seguiría con toda la evolución institucional y gubernamental de la República. Así, los provinciales de la Compañía de Jesús se dirigen a las Cortes Constituyentes de España con una denuncia en la que

  • 31 «Los provinciales de la Compañía de Jesús se dirigen a las Cortes Constituyentes de España», Notici (...)

[...] a las vagas acusaciones de nuestros adversarios oponemos dos afirmaciones concretas: [...] no es posible disimular que en España el recrudecimiento de la persecución contra ella (la Compañía de Jesús) ha coincidido con el advenimiento de la República aunque para ella la formas de Gobierno son actos indiferentes y accidentales [...]31.

35 La falta de reacción veloz de unas autoridades republicanas neófitas no logra apagar el incendio ­­ni el tangible ni el mediático–de los conventos. El informe del que fuera gobernador interino de Málaga toma el pulso de la situación desde la total normalidad existente al cabo de unos días. Las medidas preventivas de requisa de armas existentes en la armería, y en el servicio especial de vigilancia, sí se llevaron a cabo. Esta medida toma en consideración, la constitución de grupos hostiles frente a algunos conventos de monjas. Las autoridades pretenden coordinar la acción de las instituciones «manifestándome el señor subsecretario que si las fuerzas a mis órdenes no eran suficientes, requiriese el auxilio de Gobernador Militar (cursiva propia) » con el objetivo de requerir el concurso de la Guardia Civil.

36La actitud dubitativa del gobernador militar será determinante para que no se pudiese frenar la acción destructiva de inmediato. La llamada «ola incendiaria» en Málaga fue intensa, pero también relativamente breve:

  • 32 J. Escolar García , «Los memorables sucesos desarrollados en Málaga los días 11 y 12 de mayo de 1931 (...)

[...] el sr. Secretario de gobierno me comunica y me corrobora acto seguido telefónicamente, que ha retirado todas las fuerzas de su mando por orden del señor gobernador militar». Convoca al gobernador militar y al presidente de la audiencia una Junta de autoridades por la que el primero quedó al mando de la provincia «ya que la retirada de la guardia civil, por mandato suyo me privaba del único elemento que tenía para ello. El gobernador civil interino, Mapelli resignó (sic) en manos del gobernador militar32.

Religión y política en la explosión popular

37La supervivencia propagandística llega hasta nuestros días a partir de los rescoldos aireados, una y otra vez, por la derecha interesada en enlazar los eslabones república y desorden; república y anticlericalismo, marxismo y anticlericalismo.

  • 33 Pablo Iglesias , «Respuesta a la encuesta», La Revista Socialista , nº 21, 1º de noviembre de 1903, p (...)

38Este último dilema tenía una larga presencia teórica y política en el movimiento obrero desde la Primera Internacional. La revista Le Mouvement Socialiste hizo una encuesta a los principales representantes europeos del Partido. Pablo Iglesias con fecha de 21 de octubre de 1903, en la que advierte «para un verdadero socialista el enemigo principal no es clericalismo, sino el capitalismo que en los presentes momentos históricos aparece esclavizando los pueblos». La entrevista da ocasión a que Iglesias subraye las distancias con los sectores burgueses «los obreros no deben cifrar muchas esperanzas en el anticlericalismo que ha venido a ser, más o menos voluntariamente, según los país, un poderoso auxiliar de las clases explotadoras»33. En la fronda propagandística existente hay que desbrozar el qué, quién, cómo, dónde y cuándo de los acontecimientos pero nada sirve de paliativo para los tópicos de siglos.

  • 34 José Ramón Hernández Figueiredo , Destrucción del Patrimonio religioso en la II República (1931-1936 (...)

39Los precedentes históricos son abundantes dentro y fuera de España. Existen movimientos iconoclastas en muchos países europeos, por ejemplo, en la actual Bélgica. En España se mira a los sucesos de 1834, recién instaurado el régimen liberal después de largos años de despotismo fernandino. Es ahí donde Hernández Figueiredo sitúa «el desahogo pendular de los bajos fondos de la República, analizado por los herederos de los incendios del siglo anterior»34.

  • 35 José Mariano Sánchez , Anticlericalism: a brief History , Notre Dame, University of Notre Dame Press, (...)

40 Existen curiosos nexos históricos entre lo ocurrido en 1834 y en1931 que dieron lugar a que los restos de algunos de los sacerdotes asesinados entonces, que se custodiaban en el Colegio Imperial de Madrid, desaparecieran con ocasión de estos acontecimientos del siglo xx . El español expatriado (neologismo de moda con la crisis), José (Mariano) Sánchez publicó cuando aún no había fallecido el dictador, una breve historia del anticlericalismo en la que recuerda unas palabras de Jonathan Swift «Nunca vi, oí ni leí que el clero fuera amado en ninguna nación donde el Cristianismo fuera la religión del país»35.

  • 36 Hilari Raguer , La pólvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil española (1936-1939) , Barcelo (...)

41La reiteración de sucesos anticlericales indica el relativo fracaso de los discursos sociales de la Iglesia que tuvieron en la encíclica Rerum Novarum (1893), su principal expresión. También hay que reconocer la capacidad de supervivencia. Tal como recuerda Hilari Raguer, «el catolicismo español de 1931 estaba muy lejos de esta visión abierta y no llegaba ni siquiera a aceptar la hipótesis de León xiii , que tal vez podía valer para Francia, pero no para la catolicísima España»36.

42La postura de las fuerzas derechistas en 1931 anticiparía lo que luego se conoce a partir del golpe militar de 1936. La Causa General, fabricada por el franquismo, extiende y profundiza en la propaganda ya conocida, alzando la dicotomía del orden representado por el ejército golpista frente al desorden propio de la República: «La actual relación se dirige fundamentalmente a poner de relieve la criminalidad del referido conglomerado político durante la contienda civil española». Lo relacionado con la religión ocupará una parte importante del discurso de los insurrectos aunque el exceso verbal adquiere, en ocasiones, tintes caricaturescos.

43 Los términos que se inauguran en 1931, se mantienen en 1936: turbas, poder marxista, acompañado de un suplemento documental y fotográfico muy amplio que sitúa su punto de partida en el 16 de febrero (de 1936) pues su objetivo es deslegitimar, por activa y por pasiva, a los poderes elegidos el 16 febrero de 1936:

  • 37 Causa General : Ministerio de Justicia, 1943: La dominación roja en España, avance de la información (...)

el ministerio fiscal, subordinado al ministerio de Justicia, la honrosa y delicada misión de fijar, mediante un proceso informativo, fiel y veraz, el sentido, alcance y manifestaciones más destacadas de la actividad criminal de las fuerzas subversivas que en 1936 atentaron abiertamente contra la existencia y los valores esenciales de la patria, salvada en último extremo y, providencialmente, por el Movimiento Liberador [...]37.

44La dialéctica que inaugura la República en el siglo XX, tiene un peso fundamental en la vida social. Desde su proclamación, la Iglesia expresa de inmediato una inquietud que parece intuir el desarrollo posterior. El testimonio del jesuita Ramón Vilela, que aún no había profesado, es buena expresión de ello, cincuenta años después:

  • 38 «Un testimonio de primera mano. Así ardió la calle «La Flor». Entrevista al hermano Ramón Vilela», (...)

No hubo nada tal la proclamación de la República, el culto siguió igual, lo que no siguió tan igual, como era natural, fue la casa, pues la comunidad estaba preocupada por lo que pudiera suceder, como sucedió» Cuando aún nada había ocurrido, muchos religiosos pensaron que algo iba a ocurrir [...] algunos padres pensaron en ir buscando refugio en casas particulares de familiares o amigos Y empezaron a llevar sus cosas a esas casas [...]38.

45 Resulta curiosa esa intuición que lleva algunos jesuitas a buscar refugio «por lo que pudiera suceder [...]» ¿Sabían algo? Y buscan refugio en casas particulares. ¿Era también intuición el abandono de los edificios institucionales y la huida hacia los domicilios privados? En la declaración transcrita del jesuita Vilela, cincuenta años después, se puntualizan todos los extremos en los que previamente, uno tras otro, los distintos protagonistas o los historiadores, los reales y los pseudos, habían señalado. Uno de ellos se encuentra en la figura de Miguel Maura, el político que aunaba el catolicismo y el republicanismo en contra de una voluntad de la Derecha de monopolizar la religión y el bienestar económico de la elite del país. Al entrevistarse Vilela y el Padre Frías, cercano a Maura «le indicaron que fuera a verle a hacerle una visita procurando averiguar un poco si se podría estar tranquilos o qué podría pasar» A ello responde «D. Miguel Maura me ha dicho que estemos tranquilos que no pasará nada pero yo no me fío».

  • 39 William A.P. Christian Jr ., El reino de Cristo en la Segunda República. Una historia silenciada , Ba (...)

46Las apariciones de vírgenes en distintos puntos de España no escapan a la voluntad de reforzar las raíces católicas pero también los atavismos y las supersticiones que, por siglos, habían servido para reforzar el peso de la Iglesia en la vida española. William Christian subraya «las visiones de la Virgen, a lo largo y ancho de España en la primavera y el verano de 1931 fueron las consecuencias a corto plazo del cambio de régimen [...]», pero también reflejaron cambios a más largo plazo. Su estudio de las apariciones en Ezkioga (Guipúzcoa) fue precursor y considera que «una cultura rural devota abrigaba una suspicacia secular hacia el violento anticlericalismo de las ciudades españolas y los gobiernos progresistas de la nación [...]»39 La investigación destapa, a su vez, el asedio al que fue sometido el maestro republicano de esta pequeña localidad, de larga historia carlista, que se vio obligado a exiliarse para sobrevivir.

  • 40 Francisco Espinosa Maestre , Contra la República. Los «sucesos de Almonte de 1932» , Sevilla, Almonte (...)

47Más conocido fueron los posteriores hechos de Almonte, Huelva. Los avatares vividos por el documental Rocío, explica Francisco Espinosa en su investigación sobre los sucesos allí ocurridos en los primeros meses de 1932. La puesta en marcha de las medidas republicanas de eliminación de los símbolos religiosos en lugares públicos dio lugar a algaradas, posteriormente manipuladas por el amo de la localidad, apellidado Reales. Lo ocurrido en 1932 abonará una durísima represión en la localidad cuando triunfen los golpistas del 36: «Almonte constituye un observatorio privilegiado desde el que contemplar lo que la derecha estaba dispuesta a hacer para impedir que se asentara la República»40.

  • 41 Manuel Tuñón de Lara , La España del siglo XX. De la Segunda República a la Guerra Civil (1931-1936) (...)

48Desde la llamada Semana Trágica, de julio de 1909, había inaugurado explosiones reiteradas pero esporádicas de ira popular contra la Iglesia Católica. Los movimientos tienen elementos comunes iconoclastas e incendiarios y la carencia de una dirección clara pero sí un objetivo común: «La población obrera de las ciudades –explica el historiador Tuñón de Lara– no tenía la menor simpatía por las congregaciones religiosas»41.

  • 42 Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República… , op .cit. , p. 249. En el telegrama, el cardenal Pacelli (...)
  • 43 Telegrama cifrado (1103/31) de Pacelli a Tedeschini en el que «pide que los obispos, el clero y los (...)
  • 44 Una nota verbal de la Nunciatura al presidente del Gobierno provisional (1492/31) con su protesta p (...)

49La defensa de la institución se constituye en un adalid político y no solamente religioso, para la jerarquía eclesiástica española. Frente a esa voluntad inicial del Vaticano, la Iglesia española clama por los ataques recibidos y pide una actuación gubernamental. Un telegrama que conserva el Archivo Secreto del Vaticano proclama: «la Santa Sede está dispuesta a secundar al Gobierno Provisional de la República para el mantenimiento del orden público y pide que los obispos, el clero y los católico respeten y obedezcan a los nuevos poderes constituidos»42 Una nota autógrafa del cardenal Pacelli, tras su audiencia con Pío XI, advierte que «se puede y se debe reconocer el Gobierno de la República para el mantenimiento del Orden Público»43 Pero, frente a esa actitud inicial, pronto se hará público un comunicado más político: «la Santa Sede deplora las profanaciones cometidas en las iglesias y desea saber lo que hará el Gobierno para impedir tales excesos»44.

  • 45 Ibidem , p. 25.

50 El término de «exceso» también lo utiliza el cardenal Tedeschini cuando exige que «el Gobierno se proponga impedir que tales excesos puedan repetirse para el resarcimiento de los daños inferidos a las personas y cosas religiosas» Pero el autor afirma que el Gobierno nunca dio respuesta satisfactoria45.

51 El posicionamiento político de la Iglesia, primero crítico y luego, hostil, se reafirma en una carta a Tedeschini, donde subraya que

  • 46 Ibidem , p. 49.

lo temible será en el momento de pedir que se cumplan las promesas que a las clases inferiores se hicieron en las propagandas, promesas que serán imposibles de cumplir y las víctimas seremos nosotros, los eclesiásticos [...]46.

52 Interesante hipótesis que vincula estas explosiones a la frustración provocada por la demagogia del Gobierno (¡tan pronto!) y, como consecuencia, serían los religiosos los que sufrirían las consecuencias.

53En el dédalo de las calles centrales de Madrid se encontraban los colegios religiosos principales para los hijos de las clases medias y de la oligarquía, cercanos entre sí y objeto de incendio y, en ocasiones, saqueo, por la muchedumbre aunque, en este caso, no hubiera provocado la pérdida de vidas humanas.

54El trasfondo político se transparentaba con facilidad. La actitud favorable de la jerarquía superior de la Iglesia y de la mayor parte de sus prelados y sacerdotes hacia la monarquía, enconaba el rechazo popular de los sectores urbanos.

  • 47 Es ahí donde Vicente Clavero, autor de un libro monográfico sobre el 14 de abril, sitúa la apertura (...)

55La conocida pastoral del Cardenal Segura, primado de Toledo, hecha pública el 1 de mayo de 1931, confirmó, una vez más, lo que ya se sabía: su posicionamiento explícito antirrepublicano y su aliento pastoral a la movilización política ultramontana. El incendio mediático provocado por su expulsión de España ocurre apenas un par de semanas después de la llamada «quema de conventos»47.

  • 48 Maria Thomas , The Faith and the Fury. Popular Anticlerical Violence and Iconoclasm in Spain, 1931-1 (...)
  • 49 Idem .

56 La joven investigadora británica María Thomas interpreta la explosión anticlerical como parte de «la ola de expectación popular y entusiasmo sin límite generada por la caída de la dictadura de Primo de Rivera, la huida del rey Alfonso xiii y la llegada al poder del gobierno del gobierno provisional republicano- socialista con intenciones secularizadoras»48 Pero también reconoce que la acción colectiva popular hacia la «cuestión religiosa» iba muy por delante de los planes gubernamentales49.

  • 50 José Pla , Madrid. El advenimiento de la República , Madrid, El País, 2003, p. 68.
  • 51 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo… , op. cit. , p. 253.

57La crónica del escritor catalán Josep Pla, enviado desde Barcelona para cubrir los acontecimientos, es tremendamente sabrosa y expresiva. El día 11, según relata, él y otros coinciden en la fecha, se inicia la quema de algunos conventos que moteaban la capital desde su fundación.50. En el caso de Madrid, «la normalidad no llegó hasta el día 15»51.

58En la enumeración de los edificios religiosos afectados se mezclan conventos y colegios, aunque, en algunos casos, estaban anejos y formaban parte de un mismo edificio. El primero en sufrir un ataque violento fue el de los Jesuitas de la calle de la Flor, aún hoy presente en el callejero madrileño como Flor Alta, a dos pasos de la Gran Vía. Allí se sitúa el inicio de los actos vandálicos; a los que pronto se sumarán el Convento de las Bernardas, de monjas de clausura, situado en la calle Isabel la Católica y el convento de los carmelitas descalzos, de la plaza de España. Por casualidad, Vilela estaba alojado en la Casa Profesa de la calle Flor y cuando intenta acudir a su habitación, se le dice: «no suba Ud. al cuarto porque está ardiendo la Iglesia». El testimonio de este jesuita proporciona una información de primera mano sobre los verdaderos daños ocurridos en las personas y en las cosas:

[...] Según íbamos saliendo había dos mozalbetes, uno a cada lado de la puerta u obertura, que nos iban dando golpes con una especie de disciplina o cuerda, o no sé lo que era. A mí no me tocó nada no sé por qué [...] Pero al Padre Sauras sí, tanto que iba sangrando por la calle.

59 Luego, se confirma que se trataba de una hemorragia nasal que suelen ser bastante escandalosas.

  • 52 Julio Caro Baroja , Historia del anticlericalismo español , Madrid, Caro Raggio, 2008, p. 220.
  • 53 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 37.

60 Julio Caro Baroja añade a esta relación «el convento de Vallecas y la iglesia de Santa Teresa, de los carmelitas descalzos» Caro Baroja se siente inseguro respecto a la quema, total o parcial del colegio y talleres de los jesuitas de Areneros. Este es otro de los lugares que menciona el Padre Vilela y radica en él un comentario al hilo de los acontecimientos a través de una atmósfera en la que discutían «unos en pro y otros en contra lo que entonces estaba sucediendo en Areneros» Unos decían «es que los jesuitas tienen armas y han salido por la ventana [...] Llegó otro y dijo «eso no es verdad porque vengo yo de allí y no he visto nada ni armas por la ventana» El colegio de Nuestra Sra. De Maravillas (Hermanos de las Escuelas Cristianas) el convento de las mercedarias de San Fernando, la Iglesia Parroquia de Bellas Vistas (auxiliar de la de Nuestra Sra. De los Ángeles, de Cuatro Caminos), las Salesianas y el colegio del Sagrado Corazón, de Chamartín» Más adelante añade, «una pequeña iglesia cerca de la plaza de Santa Ana, en la calle del Príncipe»52. La única novedad entre los edificios afectados, de una u otra manera, es «el colegio de los escolapios en la calle Torrijos», del que habla el Padre Risco53.

61La situación de las parroquias que se encontraban en barrios humildes, es un elemento propagandístico especialmente subrayado. Tal es el caso del templo de Nuestra Señora de los Ángeles, en Cuatro Caminos, un barrio obrero por excelencia de la época, al igual que el colegio de las Salesianas (Hijas de Mª Auxiliadora) de la calle Villamil. En Chamartín de la Rosa, aún ayuntamiento independiente del norte de Madrid y hoy, barrio elegante, fueron incendiados el colegio de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús y el de los Jesuitas. La turba llegó al colegio de las Mercedarias de San Fernando, «núcleo urbano de población habitada por gente trabajadora y modesta …». En la revista Nuevo Mundo se cita el convento de san Francisco de Borja, de la Gran Vía, esquina con San Bernardo.

62La salida de las monjas de clausura, algunas ancianas o con décadas de voluntario enclaustramiento, fue ampliamente fotografiada por la prensa, en especial, la de la derecha, como expresión visual del desvalimiento de la Iglesia ante la violencia. Todos los elementos sensibles al sensacionalismo, fueron resaltados con la fotografía, lo cual indica que la prensa en la recién nacida república, se movía con gran libertad. En el caso del Colegio Maravillas, se le atribuye, además, la destrucción «del museo de Mineralogía, el más importante después del de Ciencias Naturales».

  • 54 Frances Lannon , Privilegio, persecución y profecía. La Iglesia Católica en España, 1875-1975 , Madri (...)

63 Frances Lannon se atiene al relato canónico ya conocido e insiste en repetir la frase atribuida a Manuel Azaña: «todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano», para justificar la actuación del gobierno. Con ello se pretende reforzar la acusación de lenidad del Gobierno con los incendiarios «el Gobierno Provisional rehusó autorizar al Ministerio del Interior para que usara la fuerza contra los agitadores»54.

64Julio Caro Baroja expresa en un comentario el clasismo descarnado de la época en el desdén hacia una mujer trabajadora. Al pasar por delante de una pequeña iglesia incendiada: «una mujercilla desgreñada lo observó y dijo que los padecimientos del obrero tenían más importancia que aquella quema». Frente a ello, resalta la intervención de un transeúnte que recrimina a un grupo que quería llevarse un tomo o lámina de un Espasa requisado en un convento y les advierte «Camarada, no hemos venido aquí para robar».

65Las fotos delatan la pirámide social de la época: unos con alpargatas y boina, otros con trajes y sombrero. Esos abismos sociales son los que la República intentaba paliar con una legislación favorable a los trabajadores.

66Ante el incendio, la reacción de la gente es francamente curiosa. En la crónica de Pla se presenta como «el espectáculo» y una actitud ciudadana de banalización de los incendios Poco después del inicio del fuego, sube por los dos tramos de la Gran Vía, una riada humana que se acerca a contemplarlo.

  • 55 José Pla , Madrid. El advenimiento... , op. cit. , p. 69.

[...] Una nube de vendedores ambulantes se ha situado muy cerca de la acera del convento previendo que un gran gentío iba a desfilar ante la popularísima iglesia envuelta en llamas. De esta manera, una parte de los madrileños ha podido contemplar el espectáculo comiendo churros, buñuelos y estos helados que se llaman aquí polos [...]55.

  • 56 Idem , p. 70.

67Pla describe la frivolidad de esta muchedumbre que contrasta con su larga sombra histórica. Existe un temor ante lo que hubiera podido ocurrir si hubiese hecho viento y no un «día espléndido, que no sopla ni un aleteo de viento». Otros resaltan «esta terrible insensatez que ha gustado poquísimo en Madrid, por no decir que no ha gustado nada–entre las personas conscientes, claro está»56.

68Constancia de la Mora interpreta que la ira popular había aumentado cuando en la Hoja del Lunes se publica que el general Berenguer había sido puesto en libertad. Muchos republicanos hacían caer sobre él la culpabilidad del fusilamiento de Galán y García Hernández, los precursores de la República.

El baldón antirrepublicano

  • 57 Eduardo de Guzmán , La Segunda República fue así, 1931-1939 , Barcelona, Planeta, 1977, p. 120.
  • 58 Francisco Narbona , La quema de conventos , Madrid, Publicaciones Españolas, 1959, p. 4.
  • 59 Julián Casanova , La Iglesia de Franco , Madrid, Temas de Hoy, 2001, p. 27. También en Andreu Navarra (...)

69El número total de inmuebles religiosos incendiados en Madrid fue, según Alcalá Zamora, de diez conventos. Para Eduardo de Guzmán fueron ocho57. Tras la fábrica propagandística del franquismo, Francisco Narbona repite la cifra de «un centenar de iglesias, conventos y escuelas»58 Cifra que se mantiene hasta nuestros días sin ser cuestionada59.

70 El sustrato de anticlericalismo que salía, ocasionalmente a la superficie, estaba entretejido con la participación de la Iglesia en el aparato de poder. La República constituía el primer régimen del siglo XX español, en el cual la élite dominante veía peligrar su poder. Con la paradoja de que aún hoy no se conoce quiénes iniciaron los incendios, pero sí se puede señalar claramente, quiénes fueron sus principales beneficiarios políticos:

  • 60 Manuel Tuñón de Lara , La España del siglo XX... , op. cit. , p. 305.

[...] lo ocurrido constituía el mejor regalo que podían esperar los enemigos del régimen (...) se inventaron fantásticas historias que todavía perduran, se deformó, se calumnió, se reclutaron incautos y…la peseta bajaba al día siguiente en todas las plazas comerciales de Europa60.

  • 61 Vicente Cárcel Ortí , La II República... , op. cit. , p. 24.
  • 62 Idem , p. 24. Un ejemplo de ello podría ser la figura del alicantino Carlos Esplá cuya figura es glo (...)

71 Otros precisan no ya en el número de conventos incendiados sino en los lugares donde tienen lugar las manifestaciones incendiarias más relevantes durante los días 11,12 y 13 de mayo. Los hechos se reprodujeron como una red capilar en toda España desde donde se magnificaron y se instrumentalizaron en Madrid, Valencia, Alicante, Murcia, Sevilla, Málaga y Cádiz61 Este autor insiste en la acusación de que las autoridades del gobierno republicano-socialista, al que atribuye mayoría masónica, no quisieron o no supieron, en principio, controlar la situación62.

  • 63 Cit. en Vicente Cárcel Ortí , La persecución religiosa en España durante la República, 1931-1939 , Ma (...)

72 Las consecuencias aún hoy colean… «para la República fueron desastrosos pues le crearon enemigos que no tenía [...]». Indalecio Prieto atribuye a lo sucedido haber desbaratado sus planes como ministro de Hacienda «por sus repercusiones en el exterior»63.

73La gravedad de lo acontecido no escapaba a José Ortega y Gasset. En una conferencia pública impartida el 6 de diciembre de 1931, afirmó «no ser católico», al tiempo que rechazaba entrar en la dinámica entre clericalismo y anticlericalismo.

  • 64 Eduardo de Guzmán , La Segunda República fue así , Barcelona, Planeta, 1977, p. 120.

74El resplandor propagandístico de los incendios se mantendría sin limitación de tiempo y lugar. Los hechos tendrían para algunos las características de «ritual purificador y materialista». Hay un acuerdo en la opinión de izquierdas de que quienes el 11 de mayo de 1931 prenden fuego a ocho conventos hacen tan magnífico favor a la propaganda derechista como daño al prestigio de la propia República»64.

75 Julio Caro Baroja en su recorrido por el anticlericalismo español, llega a los sucesos de 1931 con la conclusión de que

  • 65 Julio Caro Baroja , Historia del anticlericalismo español , Madrid, Caro Raggio, 2008, p. 220.

[...] en todos los casos, la fuerza llegó tarde, y que los incendios parecían obra de un grupo muy pequeño. La retórica política, como la acción policial venían después65.

  • 66 Vicente Cárcel Ortí , V., La IIª República..., op. cit. , p. 24-25.
  • 67 Alfredo Verdoy Herranz , , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 38.
  • 68 Idem , p. 32.

76 La acusación de pasividad gubernamental ante lo ocurrido es reiterada pero Cárcel Ortí también culpa que «los católicos en general no reaccionaron ante tales hechos de vandalismo sacrílego [...] a excepción de solemnes procesiones que durante aquellos días, no faltaron como signo de protesta, por desgracia ineficaz»66 El Padre Risco llega a decir «Madrid presentaba un aspecto muy triste y parece que les remuerde colectivamente la conciencia por los crímenes de ayer»67 Esa acusación la comparte el jesuita Risco en su conocido diario: «[...]veo que los padres de la Profesa están como aplanados por el pesimismo y auguran días muy tristes de persecución»68.

  • 69 Ibidem .

77 Otro calificativo es el de inactividad voluntaria achacada fundamentalmente a Miguel Maura «porque creía que, de este modo defendía mejor a la República. ¡Qué error!»69.

78 La manipulación propagandística por la derecha contemporánea a los hechos se retoma para la propaganda franquista. La editorial Publicaciones Españolas, una colección de folletos propagandísticos sobre temas históricos con el sello de fabricación institucional. El monográfico titulado «La quema de conventos» constituye un compendio perfecto de la desinformación sobre los hechos y de su interpretación interesada.

79La supervivencia en la propaganda permite que llegue hasta hoy a partir de los rescoldos aireados, una y otra vez, por la derecha. La afirmación de– «España ha dejado de ser católica [...]», es seleccionada con este propósito. En realidad, Manuel Azaña había afirmado: «tengo los mismos motivos para decir que España ha dejado de ser católica, que para decir lo contrario de la España antigua». Azaña parece tener presente lo ocurrido meses atrás

  • 70 Manuel Azaña , Imprescindible. Sus grandes discursos , Madrid, Público, 2010, p. 41, 49 y 50.

[...] es que para mí son lo mismo las monjas que están en Cebreros, o las Bernardas de Talavera, o las Clarisas de Sevilla, entretenidas en bordar acericos y en hacer dulces para los amigos que los jesuitas?¿Es que voy a caer en el ridículo de enviar los agentes de la República a que clausuren los conventos de estas pobres mujeres, para que en torno a ellas se forme una leyenda de falso martirio [...]70.

80Lo que se había iniciado en 1931, se reelabora en 1936 tras el triunfo electoral del Frente Popular. Según el autor ultraderechista, Francisco Narbona, se lleva adelante

  • 71 Francisco Narbona , La quema de conventos, op . cit. , p. 11.

una macabra operación que en 1936 se repetirá en la iglesia del Carmen, de Madrid. Desentierran los restos mortales de una religiosa muerta en 1864. Sobre la momia, que sacan del féretro, arrojan el vino de consagrar hallado en la sacristía…Después siguen profanando sepulturas. No les detiene el repelente espectáculo de los cadáveres recientes, en dantesca gala de putrefacción. Porque entre las tumbas abiertas está la de una monjita muerta quince días antes [...] Con los restos profanados hacen una hoguera en el centro de la iglesia. En torno a ella danzan y gritan [...]71.

81Lo ocurrido en esos momentos iniciales de la República se convierte en bandera para la jerarquía católica contra la República. La interesante investigación de Chiaki Watanabe sobre la ACNP y su militancia aporta datos relevantes: ya en el año 1932 se había establecido el 11 de mayo como «Día conmemorativo de la quema de los conventos»:

  • 72 Albores , nº 3, mayo de 1932, p. 6 en Chiaki Watanabe , Confesionalidad católica y militancia polític (...)

[...] las llamas de las hogueras en que se iban convirtiendo tantos templos y tantas imágenes sagradas…alumbraron ese día, el más vergonzoso de la España, día de oprobio y de indignidad para los que consintieron el salvaje atentado y dejaron en la impunidad a sus autores Día también de culpa para los católicos, que no supimos–desconcertados del caso inaudito–impedir de cualquier forma, aún a costa de la propia vida, un crimen de tanta magnitud, sólo comparable con el parricidio72.

  • 73 Vicente Cárcel Ortí , La IIª República... , op. cit. , p. 113

82Más allá de la frondosidad y el exceso verbal, hay varias líneas que muestran cómo lo iba a enfocar al principal organización seglar de la Iglesia española. Por un lado, magnificar los daños sufridos, por otro la acusación (a las autoridades civiles) de consentimiento e impunidad y por último, reivindicar la máxima gravedad penal de lo ocurrido. A los fieles también les llega la reconvención verbal por no haber sabido parar los acontecimientos tildados de crimen. Este autor denuncia, una y otra vez, que «no quedan actos judiciales de los procesos que nunca se hicieron, contra los autores de tales desmanes». Esta ausencia de intervención de la autoridad judicial denuncia que el Gobierno rehúye de hacer declaraciones detalladas sobre lo ocurrido. La única institución que intervino, según este autor, contra la impunidad tenía un carácter cultural como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, una institución preocupada por la indefensión del Tesoro público73.

  • 74 Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. Del Carmen. Madrid. Desagravio Reparación. Archivo Diocesano de Ma (...)

83La batería de respuestas eclesiásticas que inaugura 1931continua hasta el año 1936. Los actos de desagravio como el que tuvo lugar en la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. Del Carmen, Madrid, no fue una elección casual en el año 193674.

Es notorio que la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, de Madrid, fue de las más sacrílegamente profanada. Su Altar Mayor totalmente destruido. De los construidos por la generosidad de los fieles de Ávila para celebrar Misas de campaña por la liberación de Madrid, nos dejó uno la previsora Curia Diocesana, que recibimos con muy profundo agradecimiento y de él nos hemos servido hasta el presente.

84La Iglesia había recibido la llegada de la República con frialdad y distanciamiento, en el mejor de los casos. En el primer Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá se titulaba «Sobre el respeto y obediencia a los Poderes constituidos». La actitud del Vaticano había sido determinante:

  • 75 «Sobre el respeto y obediencia a los Poderes constituidos», Boletín Oficial del Obispado de Madrid- (...)

[...] El Eminentísimo Sr. Cardenal Secretario de Estado de su Santidad ser deseo de la Santa Sede que recomendemos a los Sacerdotes, a los Religiosos y a los fieles de nuestra Diócesis que respeten los Poderes constituidos y obedezcan a ellos para el mantenimiento del orden y para el bien común75.

  • 76 Idem .

85El orden público es la primera bandera de la Iglesia institucional. Esta primera circular aprovecha para señalar la división entre los ciudadanos «entre los que han deseado y procurado el advenimiento del nuevo régimen…otros habrán visto con pena la desaparición de la secular Monarquía»76.

  • 77 «Declaración colectiva de los Reverendísimos Prelados Metropolitanos», B.O. del Obispado de Madrid- (...)

86 Poco faltaba para que los prelados metropolitanos hicieran pública una advertencia «los Prelados se dirigirán al Gobierno. Esperan que nada se intentará si no es [...] de acuerdo con la Santa Sede»77.

87Con esta declaración ya se iba haciendo explícito el posicionamiento de la Iglesia española, a tenor de la política del Gobierno provisional. Los prelados recalcan unas determinadas funciones entre las que se encuentran la vigilancia «para que no se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica», evidente referencia a aquellos sacerdotes que abandonaban la observancia del celibato o incluso, del fuero eclesiástico, para casarse. La Iglesia se duele de esos pasos hacia la secularización en un estado del cual la Iglesia siempre había tenido arte y parte.

  • 78 Idem .

88Uno de los elementos que más dolía a la jerarquía era el fortalecimiento de una escuela pública y gratuita, que pretendía mejorar su calidad frente a las confesionales, pertenecientes a las órdenes religiosas tradicionalmente más valoradas. Desde el primer boletín del Obispado se llama a la vigilancia las escuelas de los niños y de los jóvenes donde se debe dar «la instrucción y educación a tenor de los principios de la Religión Católica»78.

  • 79 Ibidem .

89 La Iglesia presentaba un mensaje complejo, por un lado, llamaba a «mantenerse apartados del campo de las contiendas políticas de partido» y, por otro, a dirigirse a «la defensa de (sus) sacrosantos e inalienables derechos»79. Para ello, se desarrollan campañas propagandísticas con actos de distinto calibre, desde la celebración de misas de campaña a la publicación de listas de suscripción pública para la obtención de fondos destinados a la Iglesia.

  • 80 Vicente Cárcel Ortí , La II a República... , op. cit. , p. 26.

90Lo realizado en la iglesia del Carmen sirve de desagravio y reparación de lo ocurrido. Pero, como recuerda Cárcel Ortí «el Gobierno Provisional consiguió contener el movimiento pero emanó una serie de disposiciones legislativa –con el consentimiento de los ministros católicos– que la Iglesia consideró abiertamente ofensivas»80.

91 La acción realizada en la Iglesia del Carmen estaba firmada por «el Cura», que precisaba «lo hemos hecho con aprobación de nuestros Dignísimos Superiores». La ocasión sirve también para dar las gracias con un castizo «Dios se lo pague». La hoja se adentra en devociones religiosas y aprovecha lo acontecido para hacer un llamamiento urgente «[...] a todos y cada uno de los feligreses para que se alisten y vivan después de la Sagrada Eucaristía [...]».

92Con motivo de la inauguración del nuevo Altar Mayor el día 6 de diciembre, en presencia de Casimiro Morcillo, entonces vicario general del Obispado, se realizaría una plática evangélica. En el boletín oficial del Obispado de Madrid Alcalá se insiste en el respeto a los derechos de la Iglesia y a los ciudadanos católicos sobre la base de que se trataba de una nación en la que la casi totalidad de la población profesaba la Religión católica. Sirviéndose de ese predominio, se llama a los católicos españoles a respetar «los apremiantísimos deberes de conciencia y a obedecer a las autoridades constituidas». La coyuntura política excepcional de 1931 hacía necesario «tomar toda la parte activa que puedan en las elecciones que se avecinan para las Cortes constituyentes».

93 Los prelados hacen política, cuando llaman a «unirse circunstancialmente para una acción común, una vez que se trata de gravísimos intereses de la Religión y de la Patria». Más adelante, se subraya que «es deber imprescindible en todo católico adherirse prontamente a tal unión o acción práctica común, sea cual fuere el partido político a que pertenezcan».

94 La advertencia de que «han callado hasta el presente con la confianza de que serían íntegramente respetados sus derechos» se ve templada por «su deseo sincero de no crear dificultades al Gobierno provisional» .

95 Tratando de España republicana se dice «La impiedad inoculó los gérmenes de esta peste del laicismo, cuyos frutos estamos viendo» En esta Carta Encíclica de 15 de junio de 1931, se sigue añorando los tiempos ancestrales de la alianza altar trono. Si las demandas de la Iglesia parecen exhumadas directamente del Concilio de Trento, se insiste, una y otra vez, en que se rechaza «como principio anticristiano, absurdo y disolvente, que el Estado es la única fuente y origen de todos los derechos». Se reconoce «la gravedad de la actual situación religiosa en nuestra patria» y se dirige la acción política a «la norma inviolable de mantener incólume los derechos de la Iglesia». La amenaza en el camino se encuentra en «la mala prensa, esa prensa impía, blasfema y procaz».

  • 81 Vicente Cárcel Ortí , La IIª República... , op. cit. , p. 295.

96Al lado de la doctrina, se hallaba la praxis. Por ello se abre una suscripción a beneficio de los sacerdotes seculares damnificados en los incendios del 11 de mayo «iniciada por las 4000 pesetas del Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo, hasta las 5 pesetas de un sacerdote de la Iglesia de San José». Curiosamente, entre los que hacen una aportación individual más notable, se encuentra el sacerdote Enrique Vázquez Camarasa, conocido por su intermediación posterior con los golpistas encerrados en el Alcázar de Toledo en 1936 81.

97 En su camino en defensa del ideario, se contraponen los argumentos del enemigo ideológico «[...] aún ahora haya quienes, llamándose católicos, apenas se acuerdan de la sublime ley de la justicia y de la caridad». También se critica a los ricos que «no temen oprimir a los obreros por espíritu de lucro». Una de cal y otra de arena. Una vez aclarado este mensaje, dirige otro expresamente contra el socialismo «No es lícito quitar a los particulares lo que, por su propia iniciativa y propia industria, puedan realizar [...]».

  • 82 Francisco Narbona , La quema de conventos... , op. cit. , p. 28.

98La relación entre la Iglesia y la República tendría un nuevo sello a partir de los sucesos de Mayo y tras el golpe de 1936, vuelven a ser objeto central de manipulación. Las palabras de Narbona son especialmente expresivas: «Si hasta el 11 de mayo era posible ser a la vez católico y republicano (aunque con las naturales reservas, dado el <tufillo> ateo que presidió los primeros pasos del nuevo régimen) a partir de tan aciago día, los campos quedaron deslindados»82.

  • 83 Paul Nizan , De la España ensoñada a la España republicana (Ed. de Á. Santa), Lleida, Milenio, 2008, (...)

99Este discurso deja claro la voluntad de romper cualquier vínculo de entendimiento entre ambos y reforzar a la Iglesia de siempre. La imbricación de la religión con el pueblo es el fruto de siglos en la que está presente la sociedad y la educación, la asistencia social o la civilización… Paul Nizan, periodista francés que visita la España en guerra, expresa muy bien las esperanzas de los trabajadores, unida a la esperanza cristiana de redención de los pobres, lo que daba lugar a curiosas mixturas, como la que pone en boca de un campesino: «¡Qué Dios te ayude en eso del comunismo!»83. La institución era «otra cosa».

  • 84 Juan Ignacio Luca de Tena , Mis amigos muertos , Barcelona, Planeta, 1971, p. 80.

100 La derecha y como parte destacada de ella, la familia Luca de Tena, nunca cejó de colgar a la República el cliché de desorden, no sólo por los sucesos de mayo sino por toda la actividad reformadora emprendida «empezó entonces el periodo republicano, con toda la secuela de sus desmanes y atropellos, con sus quemas de conventos, sus huelgas revolucionarias y su Estatuto Catalán [...]»84.La militancia política de Luca de Tena fue fundamental en la reconstrucción de la derecha vencida en las urnas. Más adelante, le encontraremos entre los que financian el golpe de Estado.

El escarnio de las autoridades republicanas

101Los protagonistas, tanto los colectivos como los individuales de la República, son puestos en solfa y son objeto de descalificación constante, según el grado de responsabilidad que se les atribuye. Entre estos últimos destaca Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura. La deconstrucción de la estima de los políticos republicanos se inicia haciéndoles objeto de mofa y escarnio. En el caso de Niceto Alcalá Zamora, la burla se ve salpimentada con su fuerte acento cordobés: «¿Qué?» ¿Qué se «zabe»?

  • 85 Francisco Narbona , La quema de conventos... , op. cit. , p. 7.

102 Autoridades como Carlos Blanco, a la cabeza de la Dirección General de Orden Público, se le tacha de «inepto» y, cómo no, se le acusa de lenidad ante el conflicto: «Nada de actuar con energía si se producen desórdenes. Lo que el director general pide es…lo contrario»85.

103 La burla no se limita a las personas sino también a símbolos: «(la República) apenas sentó sus reales (dicho sea con todos los respetos para la Niña)» Otra de las críticas es su posicionamiento hacia la izquierda. Lo atribuye a una supuesta inspiración masónica como régimen sin preocuparse de probarlo: «Desde el mismo 14 de abril, la República tuvo un ingrato tufillo sectario», usando el correspondiente término peyorativo.

  • 86 Manuel Según Alonso, «El anticlericalismo de cerilla y gasolina…», art. cit., p. 190.

104Capítulo aparte merece la actitud de Maura. En sus memorias atribuye a Manuel Azaña la decisión de no haber sacado a la Guardia Civil contra los alborotadores bajo la bandera de «cualquier cosa antes de sacar un tricornio a la calle contra el pueblo» y así le sitúan diversos investigadores a día de hoy: «Alcalá Zamora, le relaciona con la explicación de la supuesta negativa de Azaña de utilizar la Guardia Civil»86. En realidad, las reticencias eran generalizadas entre los republicanos, tal como expone María Zambrano:

  • 87 María Zambrano , Delirio y destino (Los veinte años de una española) , Barcelona, Círculo de Lectores (...)

[...] ¿Qué pasaba? ¿Había abdicado el rey? Era verdad que nadie lo sabía ni nadie venía a decirlo; también nadie lo preguntaba; era la resolución que estaba allí. La calle hervía de gente multicolor, nunca se vio, nunca se vio una muchedumbre formada por trajes tan diferentes [...] Los Guardias Civiles, quietos, sonreían, y de pronto, surgió en alguien la inspiración; a ellos, a los odiados los levantaron en hombros al grito de «Viva la Guardia Civil» Si, «Viva la Guardia Civil»87.

  • 88 José Ramón Hernández Figueiredo , Destrucción del patrimonio religioso en la II República (1931-1936 (...)

105Miguel Maura confiesa que sólo Largo Caballero y Prieto, a solas con él y aparte, le dan la razón sobre la imperiosa necesidad de sacar las fuerzas a la calle para apagar los conflictos. Para Maura, el motivo de tal actitud es la incapacidad de Azaña de percibir la trascendencia de lo que estaba sucediendo. A pesar de ello, se insiste en afirmaciones que acusan «la inhibición complaciente de la autoridad» ante los sucesos88.

  • 89 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...» op. cit. , p. 39.
  • 90 Miguel Maura , Así cayó Alfonso XIII , Barcelona, Ariel, 1966, p. 251.

106 El jesuita Alberto Risco en su diario llega a mencionar la existencia de «[...] una lista de las casas (religiosas) que habían de ser quemadas» e incluso, atribuye su autoría a «Fernando de los Ríos, Marcelino Domingo, Manuel Azaña, Ramón Franco y Rada, el famoso mecánico del Plus Ultra» para lo cual no tiene más prueba que estas palabras «la noticia tiene visos de verdad y de certidumbre». Mientras, se yerguen las figuras de futuros golpistas como el general Orgaz, que adquiere tintes épicos en su enfrentamiento contra la turba, con el trasfondo de una Guardia Civil pusilánime. El incendio supuestamente «se había decretado en una junta en el Ateneo» (cómo no) e incluso, se precisa –y aquí es evidente que patina absolutamente que «la gasolina la dio la CAMPSA, o sea el monopolio de petróleos, que es una sociedad rusa soviética».89 (¡!) Risco insiste en atribuir a Manuel Azaña haber impedido sacar a la Guardia Civil para evitar nuevos incendios Frente a Miguel Maura y su deseo de sacar a la Guardia Civil a la calle, se describe a un Azaña, de verbo fácil y contundente, al que se le cuelgan constantemente estas palabras «[...]Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano»90.

107 Lo que inicialmente se consideraba un motín o algarada, cambia su dimensión y se convierte en algo masivo donde hay «turbas que incendian los coches (de los monárquicos) y asaltan unos camiones de la Dirección de Seguridad». Se insiste, una y otra vez, en la lenidad del ministro de Gobernación al no actuar de inmediato, y como consecuencia, lo que «al principio hubiera podido atajarse con dos parejas de orden público» se ve desbordado.

  • 91 Idem , p. 246.
  • 92 Javier Tusell Gómez , La IIª República en Madrid: elecciones y partidos políticos , Madrid, Tecnos, 1 (...)
  • 93 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 253.

108Maura y algunos otros resaltan la intervención de dos personas: el mecánico Pablo Rada, (que había acompañado a Ramón Franco en el vuelo del Plus Ultra) y el capitán Arturo Menéndez, fusilado por los golpistas tras la victoria militar. A éste le convierte en informador del ministro: «vino a comunicarme en secreto que, en el Ateneo, los jóvenes que habían estado poco antes en el Ministerio, preparaban para el día siguiente, lunes, la quema de conventos de Madrid, como protesta por la lenidad del Gobierno en materia clerical»91 Así el historiador ya fallecido Javier Tusell vuelve a atribuir a Rada, al que coloca en la órbita del Partido Comunista, el ser «uno de los incendiarios de los conventos en el mes de mayo»92.Versión a la que se suman otro «parece ser que el aviador Ramón Franco y su mecánico Pablo Rada habían distribuido material combustible del aeródromo militar de Cuatro Vientos [...]»93.

  • 94 Manuel Tuñón de Lara , La España del siglo XX.. ., op. cit. , p. 305.
  • 95 Julián Casanova , La Iglesia... , op. cit. , p. 28.

109 Tuñón de Lara afirma de manera contundente: «hoy es aún el día en que no se puede afirmar con seguridad quien inició los incendios»94. Julián Casanova insiste en la misma interpretación: «fueron grupos minoritarios, republicanos izquierdistas de tendencias anarquizantes, aunque ni siquiera eso está claro, quienes prendieron la mecha»95. La quema había sido premeditada y política por cuanto, se decía, manifestaba pretendidamente el rechazo a la debilidad de las medidas gubernamentales respecto a la Iglesia.

110 El periodista anarquista Eduardo de Guzmán reconoce que se declaró una huelga general convocada por la CNT, en protesta por los sucesos del día anterior, lo que degeneró en el incendio de varios conventos.

¿Cómo transcurrieron los acontecimientos?

  • 96 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 38.

111La derecha se lanza al degüello ideológico de las autoridades. A Carlos Blanco, a cargo de la Dirección General de Seguridad, se le cuelga el sambenito de inepto. Los miembros del Gobiernos son vacilantes , como punto de partida y se incrementa el número de edificios dañados hasta el «centenar de iglesias y conventos incendiados» Constantemente se acusa a que los incendios fueron debidos a que «el principio de autoridad había naufragado lamentablemente» Para un testigo de los acontecimientos como el jesuita Alberto Risco, la cifra de los incendios de casas religiosas fueron más de 10096.

  • 97 Francisco Narbona , La quema de conventos..., p. 12, 13 y ss.

112A la principal acusación de falta de autoridad se suman otros términos que denotan debilidad como cesiones, cobardías y vacilaciones para denominar la acción incorrecta o la falta de ella, por parte del Gobierno Provisional. Sin embargo, se reconoce que el gobierno había llamado las fuerzas del Ejército el mismo día 11 por la tarde. Como una medida de doble filo, La declaración de estado de guerra fue una medida de doble filo y, con ella, también se suspenden temporalmente «los periódicos que, de un modo más o menos violento, eran hostiles a la República como ABC , El Debate, La Nación, El Siglo Futuro…»97.

  • 98 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 36.

113Las propias autoridades republicanas encontraban motivos para criticar la falta de autoridad de las nuevas frente a Luca de Tena y las turbas, la muchedumbre, la horda y otros apelativos con que se denominaba a los integrantes de la creciente algarada. Para algunos, la acción del cuerpo armado se dedica a «desactivar aquí (los grupos) para formarse de nuevo más allá»98 Miguel Maura señala de manera muy precisa, los lazos con la Guardia Civil y los tiras y afloja en relación con sus mandos:

  • 99 Miguel Maura , Así cayó... , op. cit. , p. 243.

Antes de que el comandante (de la Guardia Civil ) se retirase de mi despacho apareció Alcalá Zamora, quien me rogó que dejara en suspenso la orden que acababa de dar, y el jefe de la Guardia Civil se retiró sin saber a qué atenerse…A partir de ese preciso momento, dio comienzo mi impotencia y, con ella, mi martirio99.

114En este escenario a tres bandas, Miguel Maura se sitúa frente a la coacción social de los manifestantes que, durante la tarde y la noche del 10 de mayo, sitúan al ministro de la Gobernación en la situación más denigrante:

¡El ministro de la Gobernación recluido en su despacho cuyas ventanas dan a la Puerta del Sol, repleta de mozalbetes y de gentes vociferando injurias contra él y contra la Guardia Civil [...] esperando, hora tras hora, la orden de sus superiores para intervenir, sin que esa orden llegue.

115En otras ocasiones, se mezclan con factores de clase, muy explícitos en la investigación de Francisco Espinosa sobre «los sucesos de Almonte», de 1932, donde se encuentran muchos elementos comunes:

  • 100 Francisco Espinosa Maestre , Contra la República. Los «sucesos de Almonte» de 1932 , Sevilla, Aconcag (...)
  • 101 Idem .

En los últimos meses de 1931 y el primer semestre de 1932 se produjeron numerosos conflictos de este tipo que vinieron a contribuir a crear el clima adecuado para el primer golpe de estado contra la República, el 10 de agosto de 1932»100.De ese clima social se dice «los integristas católicos podían ser minoritarios dentro del colectivo religioso pero su capacidad de distorsionar y enervar todo el debate era muy grande»101 El trasfondo del debate iba mucho más allá de lo religioso; era, político y económico. Razones por las que el bloque de poder tradicional tenía la República en el punto de mira para su erosión.

116 El aparato de prensa informativa más poderoso –y sobre todo, más homogéneo– pertenecía a la derecha y descansaba sobre dos pilares: Prensa Española, liderado por ABC y, por otro, El Debate , abiertamente doctrinal en favor de una Iglesia Católica que, por primera vez en mucho tiempo, veía en peligro su posición privilegiada.

  • 102 Francisco Luis Martín , El grupo monárquico de « ABC » en la Segunda República española (1931-1933), S (...)
  • 103 Idem , p. 212.

La República no le sentó mal a ABC en cuanto a tirada se refiere»102 y hay en ello factores de carácter ideológico-político. Sin duda, el que «por su origen, trayectoria, vinculaciones e ideario político», estuviera ligado a las viejas clases dominantes, es decir, a la oligarquía terrateniente, industrial y financiera, lo convertía en un signo de identidad política en sociedad. [...]103.

117 De Luis atribuye a «Torcuato Luca de Tena [...] su nítida y permanente orientación monárquica, seña de identidad que, por encima de cualquier otra caracterizó al periódico de Prensa Española» hasta nuestros días.

  • 104 Juan Francisco Fuentes ; Javier Fernández Sebastián , Historia del periodismo español , op. cit. , p. 2 (...)

118Los periódicos de la derecha se lanzaron de inmediato a la destrucción del resultado democrático por la vía de los hechos, ahondando en el discurso de desorden, caos, anticlericalismo vinculado al nuevo régimen. Esa percepción no es, en absoluto, aislada: «la República tuvo que luchar desde el principio contra la hostilidad implacable de la mayor parte de la prensa monárquica y católica»104.

  • 105 María Dolores Saiz; Maricruz Seoane , Cuatro siglos... , op. cit. , p. 210.

119 El posicionamiento político de estos periódicos que constituían paradigma del periodismo informativo moderno, les asemeja al periodismo de opinión pero de nuevo cuño «los grandes periódicos de empresa procedentes del periodo anterior, algunos de los cuales se situaron ante el nuevo régimen en actitud de tibia o de insincera aceptación, caso de El Debate , o le fueron manifiestamente hostiles, como ABC 105.

  • 106 Francisco de Luis , El grupo monárquico... , op. cit. , p. 27.

120La acción partidista de Torcuato Luca de Tena fue clara y contundente. Cuando la República acababa de nacer por el voto popular «intentó crear, con la colaboración, entre otros, de Honorio Maura y Federico Santander, el Círculo Monárquico Independiente». Al fracasar, insistió en que «el proceso de unificación de las derechas sin ocultar su más enérgica oposición a los accidentalistas de Acción Nacional, más tarde CEDA, que pretendían acomodarse a la legalidad republicana»106.

121Una vez recibido el primer mazazo electoral, la Derecha inicia un proyecto reconstituyente, en todos los sentidos, que tiene unos resultados tangibles a corto plazo: en el ámbito político, la constitución de una nueva fuerza política que sería la semilla de la coalición, la Confederación Española de Derechas Autónomas. Paralelamente, hay sectores ultraderechistas que estaban labrando una conspiración militar contra el gobierno, a la que el golpe frustrado del general Sanjurjo le pone cara e identidad.

  • 107 Citado en Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República... , op. cit. , p. 25.

122La gestación parlamentaria de la Ley de Defensa de la República, aprobada finalmente el 21 de octubre de 1931, y su recepción beligerante por la prensa, a derecha e izquierda, distrajo la atención del Gobierno republicano de lo que se gestaba clandestinamente por sus enemigos más poderosos, que estaban muy introducidos en las redes del Estado. Hay que admitir la gran capacidad de Lerroux para definir el espíritu de los acontecimientos cuando califica lo sucedido como «crimen impune de la demagogia»107.

  • 108 César González-Ruano , «Apuntes del ambiente de Madrid en las horas de los dos días dramáticos», Nue (...)

123 La acción mediática no dejó de ser otra vía para sabotear la voluntad popular de crear el primer régimen democrático del siglo xx español. Hay que reconocer que el empeño era poderoso y épico, contando con el apoyo ciudadano mayoritario, pero los adversarios lo eran aún más, encarnaban los poderes seculares y recurrían a armas legales e ilegales. Hay un periodismo que revelará la voluntad de esa mano negra que iniciaba su acción subterránea contra la República, tal como revela César González-Ruano al glosar los acontecimientos: «[...] esta figura popular se llama alarmismo . Alarma ha sido casi todo y alarmismo es profesión de fe, de mala fe. Excitar, empavorizar (sic) es política [...]»108.

  • 109 José Mª Gil Robles , No fue posible la paz , Barcelona, Planeta, 1998, p. 75.

124 José Mª Gil Robles, líder de Acción Popular y alma mater de la coalición cedista, dedica unas cuantas páginas a justificar su acatamiento de la forma de gobierno republicana, a pesar de que la «la inmensa mayoría de los afiliados de Acción Popular eran decididamente monárquicos»109.

125La identificación de la República con una supuesta subversión social que incorporaba el protagonismo de las masas en la política, provocaba miradas de superioridad desde una clase social arraigada en el poder por siglos:

  • 110 Idem , p. 61.

¿Quién no ha sentido un escalofrío de espanto al pensar en ese cinturón de las grandes ciudades modernas, donde se apiñaban en tugurios infectos cientos de miles de seres humanos en la promiscuidad más nauseabunda, sin una iglesia, sin una escuela cristiana, sin oír hablar de Dios… 110

  • 111 Juan Francisco Fuentes , Historia del periodismo... , op. cit. , p. 227.

126 La trayectoria de los buques-insignia mediáticos de la derecha- ABC y El Debate –sirvieron para la reconstrucción de partidos o coaliciones, una vez superada la conmoción del resultado electoral. De la creación de exitosos medios de prensa se partió para crear el tejido de partidos y más adelante, coaliciones de oposición al reformismo republicano. Una organización monárquica constituyó la mecha para los sucesos del 10 y 11 de mayo. Editorial Católica era, en palabras de Juan Francisco Fuentes, «un formidable entramado mediático [...] sobre el que se levantó el principal partido conservador de la II República»111.

127Los periódicos de referencia de la derecha sirvieron para definir una política y su representación organizativa. En sus consejos de administración estaba esa oligarquía que ya había sacado sus cañoneras contra el cambio. La República fue continuamente desvalorizada y denigrada en sus logros por parte de la derecha. Julio Camba, periodista ya posicionado en la oposición antirrepublicana, le quita brillo a su indudable apoyo popular:

  • 112 Julio Camba , Haciendo de República y artículos sobre la guerra civil , Barcelona, Libros del Silenci (...)

Conviene recordar antes de nada que la República no vino a España por entusiasmo republicano, sino más bien, y aunque ello parezca totalmente absurdo, por entusiasmo monárquico [...] la República…vino porque el rey no cumplía sus deberes ni ejercía sus derechos de rey, porque era un mal rey y porque había abandonado las regias prerrogativas en manos del primer director con quien se tropezó112.

  • 113 Julio Camba , Haciendo de República... , op. cit. , p. 187.

128 Si el nacimiento de la República no correspondía, según Camba, al buen hacer de los republicanos, una vez que queda institucionalizada, Camba frivoliza sobre ella como «fenómeno desmoralizador» en la medida que «nos quitó la ilusión de la República, y lo grave es que, a cambio de esta ilusión, no nos ha dado ni la menor partícula de realidad»113. A Camba le gustaba la República cuando era una utopía pero, una vez instaurada, demuestra «nuestra incapacidad para gobernarnos bien y la consecuencia no puede ser de un efecto más demoledor».

129 Carlos Castilla del Pino, muy conocido en la Transición como psiquiatra renovador, publicó unas memorias de gran interés, no sólo por la relevancia profesional propia sino como testimonio de una familia de la burguesía monárquica en la que el ABC se convierte en signo identitario:

  • 114 Carlos Castilla del Pino , Pretérito imperfecto. Autobiografía (1922-1949) , Barcelona, Círculo de Le (...)

La lectura de ABC se hizo en casa más indispensable que nunca. Yo no lo leía, y estaba en completa ignorancia de la cuestión política, salvo mi filiación (si no secreta, cuando menos discreta) al rey destronado. Además, en mi casa, como en la de mis tías, la política quedaba reservada a los varones adultos. Pero en la de mis amigos ocurría exactamente lo contrario y, cuando yo iba a sus casas, veía como el padre les comentaba las noticias políticas o algún discurso de Azaña o Prieto [...]114.

  • 115 Torcuato Luca de Tena , Mis amigos muertos... , op. cit. , p. 86.

130 La relevancia de ABC como vehículo para seguir el proceso de transformación hacia la ultraderecha, lo ratifica el propio Luca de Tena que tiene en la conspiración, un papel determinante: «En la España roja, bastaba con figurar en las listas de suscriptores de ABC o El Debate , para que a un ciudadano le pegaran cuatro tiros»115.

  • 116 Manuel Según Alonso , «El anticlericalismo de cerilla y gasolina…», art. cit., p. 202.
  • 117 Idem .

131 Manuel Según contrapone en sus conclusiones que «los sucesos surgieron de forma espontánea y sin premeditación» a partir de una reunión monárquica, frente a la premeditación del «ataque del ABC , las manifestaciones que le siguen, el llamamiento a la huelga y las quemas de edificios religiosos»116. Cabe subrayar que, en todo lo aquí citado, el gobierno no interviene y se encuentra con un aparato de estado heredado de la monarquía. Este autor le acusa, sin embargo, de «tardar en tomar la decisión de la declaración de Estado de guerra, la no actuación del director de Seguridad y el público que participó de forma pasiva» Todo ello catalizado por un elemento fundamental «el rumor»117.

132 Sí bien son muchos los que coinciden en que los hechos no fueron premeditados, nos acercamos más a la interpretación de Francisco Espinosa según la cual

  • 118 Francisco Espinosa ; José María García Márquez , Por la religión y la patria. La Iglesia y el golpe m (...)

los sucesos de mayo convertidos por la derecha en la primera gran decepción producida por la República y constantemente exagerados para demonizar el republicanismo y socavar el laicismo, comenzaron con una provocación monárquica [...]118.

133 Es evidente que el peso de un pasado inmediato ralentizó la toma de decisiones pero, finalmente, éstas se tomaron e hicieron posible la corrección del curso de los acontecimientos.

Conclusiones

134 Los sucesos conocidos como la quema de conventos –11 y 12 de mayo en Madrid–, abren paso a la configuración de la primera gran campaña propagandística contra el recién nacido régimen republicano. Los sucesos –que no provocan derramamiento de sangre por parte eclesial– son definitorios de cómo van a actuar los protagonistas políticos y sociales de la oposición para denigrar la República en la opinión española e internacional.

135El hecho de que aún hoy lo acontecido no cuenta con una identificación fiable de quiénes prendieron fuego a los edificios religiosos, la importancia que tuvieron y la confusión que pervive hasta nuestros días nos muestra cuánto queda por investigar. El hecho de que se haya colgado su autoría a la República como entidad de Estado y gobierno, marca un hito fundamental en la campaña de descrédito iniciada de inmediato tras el 12 de abril de 1931. Los potenciales autores cuentan con un amplio abanico de calificativos–incendiarios, alborotadores, mozalbetes de baja estofa…–pero pocas caras, entre ellas la del mecánico Rada de supuestos integrantes entre los incendiarios. En todo caso, lo ocurrido indica la medida de hasta dónde se estaba dispuesto a llegar para socavar el primer régimen salido de las urnas.

136Los beneficiarios políticos de lo ocurrido no dejaron de echar mano al fácil recurso que se le había brindado en bandeja. Los monárquicos y la restante derecha política que se había quedado en la oposición, encontraron en lo sucedido lo que no le habían dado los votos. La oligarquía había logrado un enlace con los grupos populares menos politizados, donde la religiosidad aún estaba arraigada y donde muchos no iban más allá de los hechos atribuidos, una vez enarbolada la bandera del victimismo eclesial. La oligarquía que, muy pronto, se lanza a un exilio dorado en Estoril, Cascais o en San Juan de Luz, canaliza una nueva vía de apoyo a sus huestes políticas en la que hay pocos mirlos blancos no derechistas, entre ellos, la conocida Constancia de la Mora, descendiente de Antonio Maura.

137Las fotografías de los medios informativos delatan que no es que no sacase a la Guardia Civil sino que no se ordenó el uso de armas para la disolución de la multitud. Los documentos gráficos evidencian que sí se sacó a la fuerza pública a la calle y se la situó delante del ABC o en los patios del Palacio Real. En un breve plazo, se acabó con la ola de destrucción pero el daño al prestigio nacional e internacional de la República ya estaba hecho y los fantasmas del anticlericalismo ya habían salido del marco de pasadas leyendas.

138Otra de las consecuencias más relevantes fue que el posicionamiento de la Iglesia Católica cambiase, se aclarase definitivamente su posición y se lanzase al activismo antirrepublicano. El respeto inicial de Roma hacia la decisión manifestada por el pueblo no concordaba con la jerarquía eclesial española.

139No había sido la República la que había organizado, desarrollado e inspirado los desmanes sino la falta de República, la desorganización propia de los primeros momentos y su manipulación torticera. La fotografía sirvió para sobredimensionar lo ocurrido y el recurso a los grandes titulares dieron pasto al sensacionalismo. Ya en estos momentos, nos encontramos con las modernas revistas gráficas que contribuyen a ello con una imagen de gran calidad. Los intereses de los grandes grupos de comunicación derechistas- Editorial Católica y Editorial Española, es decir, las casas matrices de los diarios El Debate y ABC , encuentran el alimento informativo ideal para echar a volar su campaña política antirrepublicana.

140La construcción de un artificio mediático-político tiene como punto de partida estos sucesos cuyo origen aún se encuentran en una nebulosa. Los testimonios y documentos aquí incorporados muestran que en la Iglesia española existía una inquietud previa hacia lo que pudiera ocurrir, aunque de una manera indeterminada. Pronto quedará precisada esa premonición con los incendios y saqueos aunque sin pérdida de vidas entre los religiosos. Lo ocurrido fue el punto de partida para la siembra del miedo en torno a muchos elementos jaleados por la derecha: a una revolución real, a una iconoclastia generalizada, a una matanza medieval…que, evidentemente, no se verificaron.

141No había pasado ni un mes y ya habían eclosionado las fuerzas destructivas presentes en los cruces de caminos más decisivos de la historia de España: una ultraderecha, vencida en las urnas, pero poderosa económicamente y socialmente; y una jerarquía eclesiástica que manifestaba explícitamente sus exigencias contrarreformistas. El vandalismo contra el patrimonio religioso era la expresión de una marginalidad que aprovechaba la conmoción del poder para desbordar los cauces institucionales.

142Los hilos más delicados de la democracia republicana quedaban deshilvanados y a punto de romperse, lo que llegará años más tarde con el mazazo del golpe militar. Lo ocurrido estaba destinado a erosionar y finalmente, destruir, la alternativa de ruptura pacífica y democrática republicana, que encontró en lo sucedido, el inicio de una campaña destructiva, alfa –que no omega, de lo que estaba por llegar.

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Notes

1 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo ¿una singularidad de la cultura española? , Madrid, Cátedra, 2013, p. 252.

2 «La detención y procesamiento del Marqués de Luca de Tena», ABC , 5- vi- 1931, p. 16.

3 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo..., op. cit. , p. 303-304.

4 Idem .

5 Constancia de la Mora , Doble esplendor , Madrid, Gadir, 2004, p. 180.

6 Idem , p. 97.

7 Ibidem , p. 180-181.

8 Rafael Narbona , La quema de conventos , Madrid, Publicaciones Españolas, 1959 (Col. Temas españoles, nº 129, 2ª edición) Fasc., p. 6.

9 «La detención y procesamiento del Marqués de Luca de Tena», ABC , Madrid, 5- vi- 31, p. 16.

10 Hilari Raguer , La pólvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil española (1936-1939) , Barcelona, Península, 2001, p. 41.

11 Eduardo de Guzmán , La Segunda República fue así, 1931-1939 , Barcelona, Planeta, 1977, p. 69.

12 Juan Ignacio Luca de Tena , Mis amigos muertos , Barcelona, Planeta, 1971, p. 98.

13 Nuevo Mundo , Madrid, nº 1940, 15- v- 1931. En este número van a colaborar los mejores reporteros gráficos de la época desde Alfonso a Díaz Casariego, desde Marín a Cámara y Cortés.

14 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración de las siete primeras semanas de la II República, vistas por un escritor jesuita. El diario del Padre Alberto Risco, S.J. (1873-1937)», Hispania Sacra , vol. 64, 1.07.2012 (extra), p. 32.

15 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 252.

16 Constancia de la Mora , Doble... , op. cit. , Madrid, Gadir, 2004, p. 183.

17 Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República y la Guerra Civil en el Archivo Secreto Vaticano, Madrid, BAC, 2011, p. 25.

18 Marqués de Valdeiglesias , La sociedad española vista por el marqués de Valdeiglesias, 1875-1949 , Madrid, Biblioteca Nueva, 1957, p. 240-241.

19 Josep Pla , Madrid, El advenimiento de la República , Madrid, Público, 2011, p. 66.

20 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 253.

21 Manuel Según , «El anticlericalismo de la cerilla y la gasolina: la quema de conventos de mayo de 1931 en Madrid», Alcores , León, nº 13, 2013, p. 202.

22 Francisco Narbona , La quema de conventos , Madrid, Publicaciones Españolas, 1959, (Col. Temas españoles, nº 129, 2ª edición) p. 13-14.

23 Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República... , op. cit. , p. 25.

24 [ http://www.mapfre.es/documentacion/publico/i18n/consulta/registro.cmd?id=145922 ], que no sé si conoce y que le recomendamos. En la página 185, dentro del capítulo IV titulado «El seguro español, 1908-1939», p. 185. Agradezco a Paloma Gómez-Luengo San Román, del Centro de Documentación de la Fundación Mapfre, su atención a la búsqueda y envío del enlace correspondiente.

25 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración de las siete primeras semanas de la II República, vistas por un escritor jesuita. El diario del Padre Alberto Risco, SJ (1873-1937)», Hispania Sacra , vol. 64, 1.07.2012 (extra), p. 36.

26 José Jiménez Guerrero , La quema de conventos en Málaga. Mayo de 1931 , Málaga, Arguval, 2006, p. 341 y ss.

27 Francisco Espinosa Maestre , García Márquez , José Mª, Por la religión y la patria. La Iglesia y el golpe militar de julio de 1936 , Barcelona, Crítica, 2014, p. 19.

28 José Jiménez Guerrero , La quema... , op. cit. , p. 322.

29 Idem , p. 341 y ss.

30 Archivo Diocesano de Madrid, DG Informe interno de párroco Félix Pérez de Gracia, de la iglesia de Nuestra Sra. De los Ángeles, Cuatro Caminos, A.V.S., 16- viii- 32.

31 «Los provinciales de la Compañía de Jesús se dirigen a las Cortes Constituyentes de España», Noticias de la Compañía de Jesús para sus bienhechores y amigos, Buenos Aires, nº111, diciembre de 1931. Caja 79. Archivo Histórico de los Jesuitas

32 J. Escolar García , «Los memorables sucesos desarrollados en Málaga los días 11 y 12 de mayo de 1931. Un reportaje histórico», Málaga 1931, en Cristóbal García Montoro , Málaga contemporánea , op. cit. , p. 94-95.

33 Pablo Iglesias , «Respuesta a la encuesta», La Revista Socialista , nº 21, 1º de noviembre de 1903, p. 709-710 en Víctor Manuel Arbeloa , Socialismo y anticlericalismo , Madrid, Taurus, 1973, p. 158.

34 José Ramón Hernández Figueiredo , Destrucción del Patrimonio religioso en la II República (1931-1936) a la luz de los informes inéditos del Archivo Secreto Vaticano , Madrid, BAC, 2009, p. 58.

35 José Mariano Sánchez , Anticlericalism: a brief History , Notre Dame, University of Notre Dame Press, 1972, p. 79.

36 Hilari Raguer , La pólvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil española (1936-1939) , Barcelona, Península, 2001, p. 41.

37 Causa General : Ministerio de Justicia, 1943: La dominación roja en España, avance de la información instruida por el Ministerio Público en 1943 , Astorga (León), Akron, 2008, p. 7.

38 «Un testimonio de primera mano. Así ardió la calle «La Flor». Entrevista al hermano Ramón Vilela», Noticias de la provincia de Toledo , nº 2, 1980 (Ed. Conmemorativa: «100 años de la provincia de Toledo»), p. 6. Agradezco su atención a Javier Martínez, del Archivo Histórico de los Jesuitas.

39 William A.P. Christian Jr ., El reino de Cristo en la Segunda República. Una historia silenciada , Barcelona, Ariel, 2011, p. 34.

40 Francisco Espinosa Maestre , Contra la República. Los «sucesos de Almonte de 1932» , Sevilla, Almonte, 2012, p. 144-145.

41 Manuel Tuñón de Lara , La España del siglo XX. De la Segunda República a la Guerra Civil (1931-1936) , Barcelona, Laia, 1981 (5ª edición), p. 305.

42 Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República… , op .cit. , p. 249. En el telegrama, el cardenal Pacelli se dirige al cardenal Tedeschini.

43 Telegrama cifrado (1103/31) de Pacelli a Tedeschini en el que «pide que los obispos, el clero y los católicos respeten y obedezcan a los nuevos poderes constituidos» en idem , p. 214 y 249.

44 Una nota verbal de la Nunciatura al presidente del Gobierno provisional (1492/31) con su protesta por los actos de fanatismo antirreligioso cometidos en diversos lugares» en ibidem , p. 85.

45 Ibidem , p. 25.

46 Ibidem , p. 49.

47 Es ahí donde Vicente Clavero, autor de un libro monográfico sobre el 14 de abril, sitúa la apertura de la espita del anticlericalismo tras el triunfo republicano en 14 de abril, Crónica del día en que España amaneció republicana , Madrid, Los Libros de la Catarata, 2015, p. 217.

48 Maria Thomas , The Faith and the Fury. Popular Anticlerical Violence and Iconoclasm in Spain, 1931-1936 , London, The Cañada Blanch Centre Sussex Academic Press, 2013, p. 45.

49 Idem .

50 José Pla , Madrid. El advenimiento de la República , Madrid, El País, 2003, p. 68.

51 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo… , op. cit. , p. 253.

52 Julio Caro Baroja , Historia del anticlericalismo español , Madrid, Caro Raggio, 2008, p. 220.

53 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 37.

54 Frances Lannon , Privilegio, persecución y profecía. La Iglesia Católica en España, 1875-1975 , Madrid, Alianza, 1990, p. 215.

55 José Pla , Madrid. El advenimiento... , op. cit. , p. 69.

56 Idem , p. 70.

57 Eduardo de Guzmán , La Segunda República fue así, 1931-1939 , Barcelona, Planeta, 1977, p. 120.

58 Francisco Narbona , La quema de conventos , Madrid, Publicaciones Españolas, 1959, p. 4.

59 Julián Casanova , La Iglesia de Franco , Madrid, Temas de Hoy, 2001, p. 27. También en Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 253.

60 Manuel Tuñón de Lara , La España del siglo XX... , op. cit. , p. 305.

61 Vicente Cárcel Ortí , La II República... , op. cit. , p. 24.

62 Idem , p. 24. Un ejemplo de ello podría ser la figura del alicantino Carlos Esplá cuya figura es glosada en profundidad por Pedro L. Angosto Vélez en «Carlos Esplá: anticlericalismo y masonería en un republicano español del siglo XX» en Espacio, Tiempo y Forma , Serie V. Historia Contemporánea ( uned ), t.15, 2012, p. 229-257. En él incluye un interesante poema de Salvador Sellés titulado «Jesuitas» (p. 250).

63 Cit. en Vicente Cárcel Ortí , La persecución religiosa en España durante la República, 1931-1939 , Madrid, Rialp, 1990, p. 109.

64 Eduardo de Guzmán , La Segunda República fue así , Barcelona, Planeta, 1977, p. 120.

65 Julio Caro Baroja , Historia del anticlericalismo español , Madrid, Caro Raggio, 2008, p. 220.

66 Vicente Cárcel Ortí , V., La IIª República..., op. cit. , p. 24-25.

67 Alfredo Verdoy Herranz , , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 38.

68 Idem , p. 32.

69 Ibidem .

70 Manuel Azaña , Imprescindible. Sus grandes discursos , Madrid, Público, 2010, p. 41, 49 y 50.

71 Francisco Narbona , La quema de conventos, op . cit. , p. 11.

72 Albores , nº 3, mayo de 1932, p. 6 en Chiaki Watanabe , Confesionalidad católica y militancia política: la ACNP: y la Juventud Católica Española (1923-1936) , Madrid, UNED, 2003, p. 227.

73 Vicente Cárcel Ortí , La IIª República... , op. cit. , p. 113

74 Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. Del Carmen. Madrid. Desagravio Reparación. Archivo Diocesano de Madrid (corresponde a 1936).

75 «Sobre el respeto y obediencia a los Poderes constituidos», Boletín Oficial del Obispado de Madrid-Alcalá , circular 893, 1 de mayo de 1931, nº8, 1534, p. 1.

76 Idem .

77 «Declaración colectiva de los Reverendísimos Prelados Metropolitanos», B.O. del Obispado de Madrid-Alcalá , n 1537, 15 de junio de 1931, p. 1.

78 Idem .

79 Ibidem .

80 Vicente Cárcel Ortí , La II a República... , op. cit. , p. 26.

81 Vicente Cárcel Ortí , La IIª República... , op. cit. , p. 295.

82 Francisco Narbona , La quema de conventos... , op. cit. , p. 28.

83 Paul Nizan , De la España ensoñada a la España republicana (Ed. de Á. Santa), Lleida, Milenio, 2008, p. 97.

84 Juan Ignacio Luca de Tena , Mis amigos muertos , Barcelona, Planeta, 1971, p. 80.

85 Francisco Narbona , La quema de conventos... , op. cit. , p. 7.

86 Manuel Según Alonso, «El anticlericalismo de cerilla y gasolina…», art. cit., p. 190.

87 María Zambrano , Delirio y destino (Los veinte años de una española) , Barcelona, Círculo de Lectores, 1989, p. 256.

88 José Ramón Hernández Figueiredo , Destrucción del patrimonio religioso en la II República (1931-1936)… , op. cit., Madrid, BAC, 2009, p. 55.

89 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...» op. cit. , p. 39.

90 Miguel Maura , Así cayó Alfonso XIII , Barcelona, Ariel, 1966, p. 251.

91 Idem , p. 246.

92 Javier Tusell Gómez , La IIª República en Madrid: elecciones y partidos políticos , Madrid, Tecnos, 1970, p. 41.

93 Andreu Navarra Ordoño , El anticlericalismo... , op. cit. , p. 253.

94 Manuel Tuñón de Lara , La España del siglo XX.. ., op. cit. , p. 305.

95 Julián Casanova , La Iglesia... , op. cit. , p. 28.

96 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 38.

97 Francisco Narbona , La quema de conventos..., p. 12, 13 y ss.

98 Alfredo Verdoy Herranz , «Juicio y valoración...», art. cit., p. 36.

99 Miguel Maura , Así cayó... , op. cit. , p. 243.

100 Francisco Espinosa Maestre , Contra la República. Los «sucesos de Almonte» de 1932 , Sevilla, Aconcagua, 2012, p. 25.

101 Idem .

102 Francisco Luis Martín , El grupo monárquico de « ABC » en la Segunda República española (1931-1933), Salamanca, Universidad de Salamanca; Cáceres, Universidad de Extremadura, 1987, p. 20.

103 Idem , p. 212.

104 Juan Francisco Fuentes ; Javier Fernández Sebastián , Historia del periodismo español , op. cit. , p. 227.

105 María Dolores Saiz; Maricruz Seoane , Cuatro siglos... , op. cit. , p. 210.

106 Francisco de Luis , El grupo monárquico... , op. cit. , p. 27.

107 Citado en Vicente Cárcel Ortí , La Segunda República... , op. cit. , p. 25.

108 César González-Ruano , «Apuntes del ambiente de Madrid en las horas de los dos días dramáticos», Nuevo Mundo , Madrid, nº 1940, 15 de marzo de 1931, s. p. (p. 2).

109 José Mª Gil Robles , No fue posible la paz , Barcelona, Planeta, 1998, p. 75.

110 Idem , p. 61.

111 Juan Francisco Fuentes , Historia del periodismo... , op. cit. , p. 227.

112 Julio Camba , Haciendo de República y artículos sobre la guerra civil , Barcelona, Libros del Silencio, 2010, p. 72.

113 Julio Camba , Haciendo de República... , op. cit. , p. 187.

114 Carlos Castilla del Pino , Pretérito imperfecto. Autobiografía (1922-1949) , Barcelona, Círculo de Lectores, 1997, p. 89-90.

115 Torcuato Luca de Tena , Mis amigos muertos... , op. cit. , p. 86.

116 Manuel Según Alonso , «El anticlericalismo de cerilla y gasolina…», art. cit., p. 202.

117 Idem .

118 Francisco Espinosa ; José María García Márquez , Por la religión y la patria. La Iglesia y el golpe militar de julio de 1936 , Barcelona, Crítica, 2014, p. 19.

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Pour citer cet article

Référence électronique

Mirta Núñez Díaz-Balart , «La ira anticlerical de mayo de 1931. Religión, política y propaganda », Cahiers de civilisation espagnole contemporaine [En ligne], 18 | 2017, mis en ligne le 24 juillet 2017, consulté le 11 novembre 2021. URL : http://journals.openedition.org/ccec/6666 ; DOI : https://doi.org/10.4000/ccec.6666

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